martes, 15 de diciembre de 2009

Cuéntanos… ¿quién te ha robado el tiempo libre?


Seguimos con otro de los ladrones de tiempo: la dilación de tareas. Es una de las epidemias más extendidas del planeta y que no figura en ningún libro de medicina, y que aunque acabemos con ella, puede volver de nuevo tiempo después, casi sin que nos demos cuenta, y que por supuesto es contagiosa. Es decir, si compartimos tiempo (nuestra pareja, un socio, un amigo, un familiar cercano, etc.) con alguien que la padezca, estamos en alto riesgo de contraerla y que, sin darnos cuenta, nos contagiemos.

Dejar las cosas para luego, para más tarde, para mañana, para el fin de semana, para la semana que viene, para el próximo mes... es un mal endémico que no habrá nadie en la tierra que no haya sufrido en alguna etapa de su vida. Y, ¿cómo nos roba el tiempo? Muy sencillo, sin que nos demos cuenta. Si sabemos que tenemos que realizar una tarea, pero la posponemos para mañana y la apuntamos en la agenda, el cerebro se ha aliviado de un peso temporalmente, pero mañana de nuevo aparecerá tal y como la hemos dejado hoy, pero con un día menos. Si de nuevo volvemos a aplazarla para dentro de dos días, nuestra autoestima se resiente y aunque creamos que nos liberamos de esa carga, los psicólogos nos dicen que no es cierto y que una zona de nuestro cerebro sigue ocupada en ello.

Solución: Teniendo en cuenta toda esta información, hay que identificar cuáles son las razones por las que dejamos para mañana las cosas que podríamos hacer hoy. Si es por razones internas, la lucha que se debe emprender es contra uno mismo. Si, por el contrario, se trata de razones externas, habrá que hacer todo lo posible por moldear el entorno en el que se vive y trabaja.

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