viernes, 15 de mayo de 2009

Los “NOes” de la innovación



El primero es simplemente no intentar ser el más listo. Las innovaciones tienen que ser manejadas por seres humanos normales. Cualquier cosa demasiado inteligente, sea en el diseño o en su manejo, está condenada a fallar.

No diversificar, no tratar de hacer demasiadas cosas a la vez (permanecer focalizado). Las innovaciones que salen de un núcleo probablemente acabarán siendo difusas. Se quedan en ideas y no llegan a ser innovaciones. El núcleo no tiene porque ser la tecnología o el conocimiento. De hecho, el conocimiento del mercado proporciona un mejor núcleo para cualquier empresa, sea un negocio o una institución de servicio público, que el que proporcionan el conocimiento y la tecnología.

Pero debe haber un núcleo de unidad en los esfuerzos de innovación o probablemente se dispersarán Una innovación necesita de la energía concentrada de un esfuerzo único detrás de ella. Requiere también que las personas que la llevan a cabo se entiendan entre ellas, y esto, además, requiere una unidad un núcleo común.

Finalmente, no hay que tratar de innovar para el futuro. ¡Hay que innovar para el presente! Una innovación puede tener un impacto a largo plazo; puede no alcanzar su total madurez hasta 30 años más tarde.

El ordenador, como se ha visto, no ha tenido un impacto notable en cómo se hacen los negocios hasta los 70, 25 años más tarde de que se introdujera el primer modelo. Pero desde el primer día el ordenador tenía aplicaciones, fueran el cálculo científico, hacer las nóminas, o enseñar a los pilotos a volar. No hay que decir que en 25 años habrá gente que necesitará esto, sino que hay hoy suficientes personas que con esto se beneficiarán. Por supuesto, dentro de 25 años habrá muchas más.