viernes, 29 de enero de 2010

Euskadi asume el reto europeo de pilotar el futuro vehículo eléctrico

Las empresas de la automoción y la energía se vuelcan con el proyecto

Euskadi quiere ponerse a los mandos del proyecto de vehículo eléctrico. Los presidentes de los cluster de la Automoción y de la Energía del País Vasco, Julián Hernando y Josu Jon Imaz, respectivamente, firmaron el día 9 de febrero un convenio marco de colaboración para impulsar el desarrollo del coche del futuro. Ambas asociaciones, que representan a 300 empresas de automoción y 350 de la energía, y dan empleo en el País Vasco a 64.000 personas en total, quieren ir de la mano en la puesta en marcha del vehículo eléctrico.

Este convenio se une a los ya alcanzados en octubre pasado entre el Gobierno Vasco -a través del Ente Vasco de la Energía- y Repsol para el desarrollo conjunto de la red de recarga de vehículos eléctricos en Euskadi, y del que dos meses después el Ejecutivo suscribió con la firma Mercedes para la fabricación de vehículos eléctricos en la planta que esta empresa tiene en Vitoria. En la firma del acuerdo marco entre los dos cluster estuvieron presentes el lehendakari, Patxi López, y el consejero de Industria, Bernabé Unda. También participaron como invitados la ministra de Ciencia, Cristina Garmendia, y de Industria, Miguel Sebastián, así como el consejero de Economía, Carlos Aguirre.

El abrazo entre los sectores automovilístico y energético permitirá, según se recoge en el acuerdo suscrito, el intercambio de información periódica sobre las actividades de ambas organizaciones, el análisis y coordinación de potenciales proyectos de colaboración en las materias relacionadas con el coche eléctrico, la organización de visitas conjuntas a centros de interés mundial, y la potenciación de la imagen de las capacidades conjuntas en distintos foros.

El objetivo de ambas organizaciones es sumar esfuerzos y capacidades tecnológicas que ayuden a sus empresas asociadas a alcanzar posiciones de liderazgo en este nuevo mercado. Imaz recordó que Euskadi cuenta con un factor a su favor: ya ha comenzado a desarrollar el coche eléctrico y apuesta por las energías renovables. Hernando, por su parte, indicó que el coche eléctrico exigirá que el consumidor "cambie de mentalidad".

El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, aseguró tras la firma del convenio que "España está especialmente preparada para tener un papel protagonista en la introducción del vehículo eléctrico" y ocupar una posición de "liderazgo" en Europa.

viernes, 15 de enero de 2010

El club de las mujeres más poderosas del mundo

Indra Nooyi, presidenta de Pepsi, lidera el ránking de las cincuenta directivas con mayor éxito a nivel mundial, que realiza cada año el diario británico “Financial Times”

La crisis también parece estar reñida con la diversidad. Las tornas no han cambiado, a pesar de la difícil coyuntura económica, y sólo un 10% de las mujeres ocupa puestos de alta dirección en las principales empresas europeas, con la excepción de Noruega, donde las cuotas han hecho que el porcentaje de féminas supere el 40%.

No obstante, existe un reducido grupo que sigue brillando liderando compañías como Kraft, Areva y SEB, según el ránking de las cincuenta mujeres empresarias más poderosas del mundo, elaborado por el diario británico Financial Times.

Encabeza la lista Indra Nooyi, presidenta de Pepsi, nacida al sur de India hace 53 años, que lideró la expansión internacional del grupo de bebidas y su entrada en el mercado ruso. Nooyi ocupó la tercera posición en el ránking de las cien mujeres más poderosas del mundo, publicado por Forbes el pasado agosto y que lideraba la canciller alemana, Angela Merkel.

Tras Nooyi, se sitúa Andrea Jung, canadiense de 51 que preside el grupo de cosmética y perfumes Avon. La medalla de bronce en la lista de Financial Times es para Anne Lauvergeon, conocida como Atómica Ana, uno de los pocos nombres femeninos en el sector de la energía.

Lauvergeon es consejera delegada del grupo nuclear francés Areva, que facturó 13.200 millones de euros el año pasado y que cuenta con 75.000 trabajadores en todo el mundo. En el listado no aparece ninguna representante española y Ana Patricia Botín, presidente de Banesto, ha quedado excluida, ya que el ránking se centra en directivas que gestionen la matriz, mientras que, en el caso de Banesto, la entidad está controlada por Banco Santander.

lunes, 4 de enero de 2010

Año nuevo. ¿Nuevos desafíos?

Cuando comienza un año siempre se hace una lista de buenos propósitos que este año SÍ que se van a cumplir.

Los desafíos que nuestra sociedad tiene enfrente son muchos: crisis ¿global o no?, fuerte endeudamiento, paro, déficit de los estados, cambio climático,… Esto sin ir más allá del mundo llamado desarrollado. No es que sean nuevos desafíos, aunque, tal vez ahora, los sentimos más cercanos.

La solución… no es sencilla, nunca lo ha sido y siempre será producto de la combinación de muchos elementos, algunos de los cuales escapan a nuestro control. Sin embargo, el elemento que no se puede obviar es el esfuerzo constante y sostenido, que no provoca grandes cambios en el corto plazo, pero que afianza cada uno de los pequeños pasos que se vayan dando.
Son muchas las voces que piden un cambio del modelo productivo. Pero, ¿alguna vez se diseñó un modelo productivo? Los partidarios del libre mercado aseguran que será éste el que ponga las cosas en su sitio, pero, por si acaso, todos los estados han acudido en masa a socorrer a los bancos. Otros pregonan el sostenimiento de las políticas sociales a costa del gasto público.
Todos están de acuerdo en que la verdadera referencia de la riqueza de un estado está en la capacidad competitiva de su economía, capacidad que idealmente ha de ser sostenible a lo largo del tiempo.

Pero nada es inmutable y lo que sí es cierto es que “lo único constante es el cambio” (Heráclito - Siglo V a.C.).

El cambio es una constante sin la cual la evolución y la supervivencia de los seres vivos no serían posibles.

Hoy al cambio que hace de la economía una economía sostenible, se le llama innovación. Cierto es que en el plano de la economía algo no constituye una innovación si no produce resultados tangibles, en base a ingresos y beneficios.

Todas las empresas, y, seguramente, todas sus personas, innovan, es decir, cambian. Sin embargo, lo que ya no se puede asegurar es que los cambios estén regidos por un objetivo común, claramente expresado. Las empresas son sus personas, trabajando en equipo, para lograr unos fines. Como conjunto social todas las empresas desarrollan una cultura, al fin y al cabo, una forma de hacer las cosas y de reaccionar ante los sucesos imprevistos. El problema surge, cuando con el paso del tiempo, se siguen haciendo las cosas de una determinada manera, pero se olvidó el porqué y ya nadie se lo cuestiona.

Aquí está el verdadero desafío, disponer de una guía que proporcione la razón para hacer las cosas. El fin último de una empresa es obtener beneficios satisfaciendo las necesidades de sus clientes, que son los que sostienen su actividad y, por tanto, su razón de existir. Por tanto, cualquier cambio para que resulte en una innovación debe estar guiado hacia la mejor satisfacción de las necesidades de los clientes actuales y/o futuros.

La innovación implica cambios, cambios en la manera de hacer las tareas, cambios en los productos, cambios en la relación con los clientes, cambios en las relaciones entre las propias personas que forman la empresa, cambios y más cambios.

No se trata de dar “palos de ciego”, pero el transitar lo desconocido obligará en ocasiones a reconducir los caminos y aprender de los errores. La innovación en la empresa es algo que hay que emprender y emprender, como toda actividad humana, está sujeta al cambio y al riesgo. Por tanto, no hay empresa sin innovación; no hay economía sostenible sin innovación.