martes, 25 de junio de 2013

Frascati no es un señor


Sin embargo, es lo primero que se piensa cuando uno se enfrenta por primera vez al muy reputado Manual de Frascati. Pero la verdad (o al menos su implementación actual llamada Google) nos refiere en primer lugar a una pequeña ciudad italiana en la región del Lazio.

El manual, cuyo nombre oficial es Propuesta de Norma Práctica para Encuestas de Investigación y Desarrollo Experimental, es un texto de la OCDE, que en junio de 1963 reunió en aquella ciudad a un grupo de expertos en estadísticas de investigación y desarrollo. Es, por tanto, una obra coral (y no debida a ningún “signore Frascati”) que contiene las definiciones básicas y categorías de las actividades de I+D, que ha sido aceptado en todo el mundo. Por esta razón, en la actualidad se reconoce como una referencia para determinar que actividades son consideradas de I+D de las que no.

Siguiendo este esquema de trabajo, la OCDE definió, tras una reunión en otra ciudad europea, un documento llamado, sin mucha imaginación, Manual de Oslo. Este es la principal fuente internacional de directrices para la recogida y análisis de información relativa, esta vez, a uno de los conceptos más debatidos en los últimos años como es la innovación.

Un aspecto de interés de este manual han sido sus revisiones, que lejos de ser meros ajustes, han llegado a ampliaciones importantes de conceptos. Así, en la tercera y última edición del Manual se aborda el concepto de la innovación no tecnológica, para comprender al área de los servicios dónde las definiciones anteriores quedaban algo cortas. De esta manera, se categorizan las innovaciones como de producto, de proceso, de marketing y organizacionales, estando estas dos últimas marcadamente fuera del modelo clásico más lineal.

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